El tercer día en los dolomitas llega a su fin. Ha sido una jornada estupenda, pero es hora de regresar.Camino de nuestro apartamento en Alleghe aún nos espera una sorpresa.
Vamos por una carretera que atraviesa un bosque. A la izquierda indica "parking". Pasamos junto a un horrible edificio de hormigón con centro comercial, cafetería, souvenirs, etc. Al fondo unas barreras (ahora levantadas) nos abren el camino a una enorme explanada, completamente desierta. Los locales de la entrada están cerrados, y tan sólo un par de empleados de la limpieza deambulan por allí. Cruzamos la carretera y tan sólo dos motos y un coche están aparcados en la orilla. Atravesamos los árboles y el lago Carezza nos muestra su mejor cara en pase privado y exclusivo. El ocaso está cerca y los últimos rayos del sol tiñen allí arriba de tonos cálidos las cumbres del grupo Latemar, con más de 2500m de altitud. El bosque circundante ya se encuentra casi en penumbra. Ni una ligera brisa convierte el lago en un espejo perfecto, reflejando las montañas y bosque sobre esas aguas de un intenso verde provocado por las algas del fondo. Y encima estamos completamente SOLOS!!!!!!. Ese regalo no es casual. A las horas "punta", este lago es una auténtica romería. Pagas el parking (que está a tope), y los alrededores del lago soninsoportables. Turistas ruidosos por todas partes, algunos incluso invadiendo la cerca que intenta impedir que se acerquen al agua, mala luz, superficie del agua completamente opaca por el viento. Una auténtica pesadilla que cada día sufren un montón de turistas. Los fotógrafos de paisaje están allí al alba, también solos y con el agua en calma, e incluso a veces pillan un poquito de niebla y un cielo parcialmente nublado y teñido de rojo. Nosotros elegimos el ocaso, cuando ya han marchado todos, y encima tuvimos la suerte de pillar el momento del sol iluminando las cumbres. El paseo alrededor del pequeño lago, embelesado en sus aguas verdosas y esos reflejos, entre árboles, en silencio, una experiencia inolvidable. Viajando sin guías. Como a mí me gusta. Y ahora dirás: dónde están las fotos?. Prefiero que dejes volar tu imaginación y construyas el paisaje con tu mente. Mañana yo te lo enseño.
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Bueno. Aquí tienes el puto lago.
Que por qué soy tan brusco?. Mira la entrada de ayer: http://viajasinguia.weebly.com/viajando-sin-guiacuteas/dolomitas-diario-de-viaje-dia-3-llenar-el-ojo-antes-que-el-papo-o-como-pasarlas-canutas-por-calcular-mal Ahora en serio, el lugar es bonito, pero no merecía el esfuerzo de subir con la lengua fuera desde allí abajo hasta el refugio Seceda. Te dejo con una más cerca, con el capullo incluido en la foto. Menos mal que después disfrutamos de lagos mucho más bonitos...... Ya hemos comido el bocata. Vamos a explorar este precioso valle. Qué os parece subir hasta la cresta para ver las vistas hacia el otro lado, caminar por ese sendero hacia las agujas del Puez Odle, bajar a ver aquel pedrusco que parece un menhir gigante, volver por ese laguito junto al refugio y vuelta hasta el refugio del teleférico para bajar. Estupendo, buen plan. Qué bonito!!, mira que vistas!!. Nos hacemos un selfie aquí??. Venga, vamos a seguir un poco mas. Oye, está mas lejos de lo que parecía eh?. Yo creo que no nos va a dar tiempo a ver el menhir. Habrá que acortar el plan. Son las tres y media. El último teleférico baja a las cinco y media. Podemos bajar al lago, hacer unas fotucas y subir. Calculo unos 15 minutos en bajar. Tenemos que volver como muy tarde antes de las cuatro y cuarto. Estas cábalas las hago con mi amigo Pastor. Bego ha decidido (muy acertadamente) quedarse en el prado a tomar el sol y disfrutar del paisaje. Ana, Carmen y Julio vienen un poco más atrás. Después de mi frustrada visita al lago Límides, estoy obcecado con bajar a esa pequeña charca y hacer una foto con la montaña reflejada. Bajo literalmente corriendo cuesta abajo, sin parar, paso por delante del refugio Troier y sigo bajando. A pocos metros del lago me detengo y miro atrás. No me sigue nadie. Bajo hasta el agua, y los reflejos no son como esperaba. Tiro un par de fotucas mirando de reojo el reloj. Tengo que marchar. En ese momento llega Julio. Los demás han decidido que no les daba tiempo y han comenzado a regresar. Julio viene a rescatarme, y menos mal. El está como un toro, pero yo tengo sobrepeso y las rodillas tocadas. Toca volver. Ahora todo es cuesta arriba con una empinada pendiente. El refugio Seceda está a la vista, pero se imagina demasiado lejos. Apenas llevo cincuenta metros y tengo que detenerme en el refugio Troier a coger aire. Comienza mi "viacrucis". El sol casca de lo lindo, en plena cara. Sudando y con la respiración acelerada llegamos a un cartel indicativo. Qué majos estos italianos. Como los suizos, nos indican el tiempo al refugio: 45 minutos. Apretamos el paso. La pendiente no parecía tanta cuando bajaba corriendo. Llegamos a otro cartel: al refugio: cuarenta y cinco minutos!!!!!. Serán cabrones!!!, eso mismo decía ahí abajo, hace quince minutos. Ya son las cinco menos veinte, y tengo que pararme de nuevo, me falta el aire. Julio me espera y da ánimos (aunque también aprovecha para hacerme fotos y echarse unas risas.....). Continuamos. No hago mas que mirar el reloj. Menos diez. Tendré el reloj en hora?. El último teleférico era a las cinco o cinco y media?. Y si tiramos a derecho en lugar de seguir el sendero?. No tenemos agua. Joder que sol hace. Por qué demonios tuviste que bajar a ese puto charco. No pares, no pares, un poquito más.
Cinco de la tarde. Una cerveza grande por favoooorrrrrr. He llegado. Exhausto. A tiempo. Aún tenemos veinte minutos para tomar una cañita tranquila y recuperarme. Los demás ya llevan una ronda y me miran con cara de: "si es que......" Mañana te enseño las fotos del puto lago. Llegamos a Ortisei y tomamos el telesilla Seceda para comernos los bocatas en el parque natural de Puez - Geisler. Ida y vuelta son 30€ (un poco caro si comparamos las alturas de Marmolada o Tofana, pero este paisaje lo merece). Durante el agradable "paseo" en telesilla, sobrevolamos los pastos y cabañas, con los ganaderos segando y recogiendo la hierba para los pajares (en cuatro días esto estará cubierto de nieve). Ya estamos arriba. Te imaginas comiéndote el bocata tumbado en esa inmensa pradera, con el refugio Seceda a la derecha, el amplio valle alpino a tus pies, descendiendo hasta Santa Cristina de Valgardena, con esas casitas y pequeños lagos de montaña diseminados entre los prados?. Al fondo, a la derecha, el macizo del Sassolungo, seguido del Grupo Sella, y a la izquierda las agujas del Puez-Odle. En esta ultra panorámica puedes verlo todo de un vistazo. Con tanta panorámica seguro que no aprecias bien los detalles, así que nos vamos a acercar un poquito para que lo veas mejor. Las chovas piquigualdas nos acompañan esperando que caiga un trozo de pan. En los refugios, los italianos y turistas toman el sol en hamacas mientras toman cerveza. Nosotros la tomaremos esta tarde, después de dar un paseo por esos prados......
Seguimos subiendo el puerto del Sella y al llegar a esta curva nos detenemos de nuevo. Con más altura las vistas son aún mejores, y toca otra panorámica gigante. Además de la curva en primer plano por la que pasan tumbados los motoristas, a la izquierda el Grupo Sella, al fondo la Marmolada, y a la derecha ya vemos la cumbre del puerto con el refugio Maria Flora y las impresionantes agujas del grupo Sassolungo.
Coronamos el puerto sin detenernos y descendemos hacia Ortisei para tomar el teleférico Seceda al valle alpino del parque natural Puez Geisler. En una de las muchas paradas que hacemos durante el ascenso al puerto Sella para contemplar el paisaje y hacer unas fotos, comenzamos a oír voces. No vemos a nadie, hay varios coches aparcados pero no se ve a nadie en las orillas de la carretera. A nuestra espalda sigue sonando gente hablando a gritos. Nos quedamos mirando la monumental pared rocosa que tenemos detrás y allí están. Un grupo de escaladores atacando esa grieta. Impresionante. A la izquierda, otro grupo asciende por la pared vertical. Parece increíble, y viendo lo que les queda hasta arriba, aún más, imposible.
Estas imágenes me ayudan a mostrarte el tamaño que tienen estas montañas. Supongo que te haces una idea. Los puertos de montaña en Dolomitas no son sólo el "passo" de un valle al siguiente. En sí mismos son todo un espectáculo. Superando altitudes superiores a los dos mil metros, conducir por ellos es toda una experiencia. Un paisaje espectacular te rodea en todo momento, curvas de 180º, paredes imposibles, altas cumbres, motos, bicicletas, parapentes, alpinistas. Si tienes un presupuesto reducido y no te puedes permitir los teleféricos, tan sólo con recorrer estos puertos te dejará sin habla. A lo lejos el glaciar de la Marmolada. Sobre tu cabeza, el impresionante grupo Sella, con la destacada mole del Piz Ciavaces con ese escalón a casi tres mil metros, Cada curva cambia el paisaje, y rápidamente me tiro a la cuneta con la furgo, me bajo corriendo cámara en mano y click, click, click, click. Una panorámica. Seguimos subiendo. Ya te he contado que los moteros disfrutan como niños en estos puertos de montaña. En coche te puedes llevar algún susto al coincidir con ellos en esas tornantes, pero trazar esas curvas con semejante paisaje tiene que ser una pasada.
Después de una estupenda mañana en la Marmolada, es hora de seguir camino. Bajamos a Malga Ciapela y atacamos al puerto del Paso Fedaia, camino de nuestro siguiente destino del día: el mágico valle del parque natural de Puez Geisler.
Tras el puerto pasamos junto al Lago artificial de Fedaia, a los pies del mazizo de la Marmolada. Desde aquí contemplamos el glaciar. Nos parece increíble la altura de esas cumbres que ahora dejamos atrás. Vamos camino del Paso Sella, un puerto de categoría especial..... Tengo más panorámicas, en los 360º que se divisan desde el mirador de Punta Rocca, pero la verdad es que aunque espectaculares, me aburren un poco, así que te dejo una vista hacia el Noroeste y me bajo al refugio Serauta(en el círculo verde) a tomar una cervecita y contemplar el glaciar de la Marmolada desde abajo.
Y después de la cerveza, paseamos un rato y mis dos amigos - los cabras - se suben al pico que véis allí abajo. Yo tuve bastante tembleque de piernas con las alturas de ayer en la Tofana, así que me quedé abajo y les cacé celebrando la ascensión a la cumbre y el obligado selfie. 9 de la mañana. El parking de Malga Ciapela está casi vacío. Tomamos el primer teleférico, que nos llevará desde los 1.450m hasta los 3.265m en el refugio de Punta Rocca. Son 30€ ida y vuelta, pero merece la pena.
Allí arriba, en la terraza del refugio, hay 4ºC, pero estoy en manga corta. El espectáculo que se divisa desde ese privilegiado mirador hace que me olvide del frío y de todo. Mires donde mires se pierde la vista montaña tras montaña. Con un cielo raso y sol radiante aún bajo, los profundos valles permanecen oscuros con la luz comenzando a inundarlos. Una pasada. Quiero que te fijes en la grieta del glaciar, y para que te hagas una idea de su tamaño mira la máquina de orugas roja que hay a la izquierda. No es el glaciar más grande que he visto, pero es igualmente impresionante. Habrá que bajar ahí a pisar hielo (con mucha precaución....) Mañana seguiré mostrándote panorámicas inabarcables desde el techo de los dolomitas. |
Viajando sin guíasUn blog para viajeros alérgicos a las colas y los souvenirs. Si te gusta viajar barato y conocer a fondo las ciudades, este es tu blog. Pedro FerrerViajero, fotógrafo, senderista, buceador y aficionado a la cerveza. Categorías
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Marzo 2020
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