Galicia. Mariscos, pescados, carnes, vinos blancos. Te has puesto morado a percebes y pimientos de padrón con albariño, pero si estas de vacaciones tal vez te apetezca probar algo distinto, una experiencia gastronómica. Yo también soy tragón y cuesta saciar mi hambre con cualquier cosa, pero al mismo tiempo disfruto mucho con cocina de autor, ingredientes sorprendentes, elaboraciones complejas en plato pequeño y bonitas presentaciones. Esto no es para quitar el hambre, es para cerrar los ojos en cada bocado.
En Pontevedra, el joven cocinero Iñaki Bretal te ofrece en su acogedor restaurante de la Plaza de la leña un menú degustación con maridaje para poner a prueba tus sentidos, toda una experiencia que te invito a probar. Trece platos regados con seis vinos, todos ellos inusuales.
Y todo este banquete servido poco a poco, saboreando cada sorbo, cada bocado, atendidos por el propio Iñaki, explicándonos la elaboración y procedencia de los platos, la somelier presentando los vinos con detalle, charla, silencio (el local estaba lleno). Casi tres horas de disfrute. Y una buena factura, pero, eh, un día es un día. Praza da Leña, 3, 36002 Pontevedra eiradoeventos.com 986 86 02 25
1 Comentario
No son buenos tiempos para visitar Turquía, pero Francia por ejemplo no ofrece mucha mas seguridad y vamos tan tranquilos, así que si tienes una oferta para este verano, aquí tienes un "tip" al estilo viajando sin guías. En los días previos a mi viaje en 2009, pudimos ver en los telediarios imágenes de Estambul castigada por fuertes inundaciones, con varios muertos y cuantiosas pérdidas. Con la lógica preocupación me puse a buscar información al respecto para saber a qué atenernos, y en un foro de viajeros encontré una respuesta de una turca residente allí que me tranquilizó: la superficie de Estambul es aproximadamente como la de Bélgica. Si tomas un coche en Santa Sofia y conduces durante 45 minutos, llegarás a la zona donde se han producido las inundaciones......... Doce millones de personas calculadas en el último censo, aunque se barajan cifras de hasta 15-17 millones. Realmente la ciudad es inmensa, alcanza hasta donde se pierde la vista en todas direcciones. Gracias al consejo desinteresado de un amable turco (Jesús para los amigos) que conocimos en la Mezquita Azul, al llegar a la plaza Taksim nos "colamos" en el Hotel The Mármara Taksim, un cinco estrellas donde no nos pusieron ninguna pega para subir a la terraza (acristalada) en el piso 19. Las vistas desde este lugar son ESPECTACULARES. Realmente recomiendo a quienes visiten esta maravillosa ciudad que suban a este lugar. El mirador cubre dos fachadas: una orientada hacia el Norte, con vistas a la plaza Taksim y toda la zona nueva de la ciudad en el lado europeo. En esta fachada hay una cafetería donde puedes tomar un té o una cerveza (7 euros). En la otra fachada tienes LA VISTA sobre el Bósforo, Mar de Mármara, y en primer plano Tünel, Cuerno de Oro y detrás "la chicha" (Sultanahmet, Eminonü, etc.) aunque en este lado sólo es restaurante (de los caros, supongo) pero puedes entrar, ver el paisaje, tirar unas fotos y volver a bajar - total cero euros, mucho más barato que la torre Gálata y desde mucha mas altura. Lo dicho, no dejéis de visitarlo. Este mirador acristalado está en la fachada orientada al Norte, donde tienen la cafetería. A la derecha podeis ver el Estrecho del Bósforo camino del Mar Negro, con el Puente del Bósforo y la Mezquita de Ortaköy a sus pies, y en primer plano el palacio Dolmabahçe junto al Bósforo y el estadio del equipo de futbol del Besiktas. En el centro se divisan los rascacielos de Etiler y Levent, un distrito financiero como otros que conozco (Canary Warf en Londres, La Defense en Paris, Plaza Castilla en Madrid). A la izquierda se ven barrios residenciales hasta que se pierde la vista (no visité esa zona, Estambul es inabarcable), y en el centro en primer plano tenemos los jardines contiguos a la Plaza Taksim. Las nubes son un extra que llevaba contratado con el viaje, jeje La Plaza Taksim en primer plano, con el monumento a la República en el centro y los taxis amarillos. Times Square en Nueva York, Arco de triunfo en Paris, Picadilly Circus en Londres, si hubiese que elegir un lugar similar en Estambul supongo que sería la plaza Taksim, centro neurálgico de la ciudad moderna, extremo de la famosa calle comercial Istiklal, zona elegida por las grandes cadenas hoteleras, nudo principal de la red de transportes. El Estambul del siglo XXI. (bueno, más arriba está Levent, y eso sí es moderno) a través de un cristal, con el sol en el peor sitio y una molesta neblina. Técnicamente la foto es para borrar, pero, aún así, es una panorámica muy descriptiva para poder apreciar la aglomeración de edificios alrededor del Cuerno de Oro, con las sobresalientes Torre Galata y Mezquita de Suleiman el Magnífico, y al fondo el Mar de Mármara con su intenso tráfico marítimo de gran tonelaje. Para visitar lugares concurridos, hay un "truco" que siempre funciona: MADRUGAR. Ya sé que estás de vacaciones, pero llegar pronto te permite disfrutar de la "atracción" casi casi en solitario. Puedes hacer fotos, ver los detalles, escuchar, oler, sentir. La experiencia merece el esfuerzo. Por ejemplo las cataratas del Rhin en Schaffhausen, Suiza. Cinco de la mañana. Tras cinco días en Suiza, las fuerzas están ya muy mermadas. Ha sido una semana intensa, con largas jornadas y pocas horas de descanso, pero la oportunidad de vivir un sueño nos proporciona la energía necesaria para continuar un día más. Nos esperan doscientos kilómetros atravesando el país helvético desde el Oberland Bernés hasta el noreste, por encima de Zurich, en la frontera con Alemania. Nuestro destino es un accidente geográfico excepcional; el caudaloso río Rin, por caprichos de la madre naturaleza, debe salvar a su paso por Schaffhausen camino de Alemania un escalón de roca con una altura de veintitrés (23) metros. Con un cauce de cientocincuenta (150) metros de orilla a orilla y un caudal medio en verano de seiscientos (600) metros cúbicos por segundo, uno de los ríos más importantes del continente europeo, con el permiso del Volga y el Danubio, nos atrae irresistiblemente y no hemos podido eliminarlo del itinerario a pesar de encontrarse lejos de nuestro alojamiento. Llegamos alrededor de las ocho de la mañana. Una densa niebla envuelve todo el lugar. Aparcamos junto al castillo de Laufen (Schloss Laufen) y nos encontramos completamente solos en un vacío aparcamiento. La temporada turística ha finalizado y además aún falta una hora para que abran las taquillas del castillo. Se oye a lo lejos un ligero murmullo de agua que nos anuncia la proximidad de la cascada, aunque no podemos ver nada. Tomamos una senda que se dirige hacia el río, y en pocos minutos nos encontramos ante un puente del ferrocarril, con dos pasarelas, que atraviesan el Rin, Ahora el murmullo se ha tornado estruendo, y, aunque apenas somos capaces de distinguir el agua bajo nuestros pies, podemos apreciar el abundante caudal y la elevada velocidad del agua que se desliza corriente abajo. Una vez cruzado el puente comenzamos a avanzar río abajo por la otra orilla, y en uno de los miradores conseguimos ver los primeros saltos de agua entre la niebla y la vegetación. Maldigo nuestra suerte por la inoportuna niebla que nos impide disfrutar del espectáculo. Llegamos a la zona inferior de las cascadas, donde el río recupera su curso normal una vez superado el escollo, y de repente entre el blanco algodón que nos envuelve distinguimos un barco que avanza a gran velocidad río arriba, a contracorriente, hasta alcanzar las dos rocas que aguantan el empuje del agua en mitad del cauce, como dos torres. Los pasajeros de la barcaza toman tierra en el islote y el barco desaparece nuevamente entre la niebla. Parece que hoy no va a ser un día afortunado fotográficamente. El tiempo avanza y el sol sigue sin aparecer. Cruzamos de nuevo el puente del ferrocarril y llegamos a la entrada del Schloss Laufen. La puerta está abierta y no se ve a ningún empleado, así que decidimos entrar en el patio e investigar. Al llegar al otro extremo del patio una pequeña puerta con un cartel que reza "cascadas del Rin" presenta un torno desactivado. Es nuestra ocasión. Bajamos con paso firme y tras unas escaleras llegamos a un balcón desde el que se debe tener una estupenda vista panorámica de las cascadas. La impenetrable niebla nos niega esa vista. Aun así, el ensordecedor estruendo del agua golpeando las rocas, la niebla que lo envuelve todo y le confiere a la escena ese ambiente mágico, emocionante, la sensación de que en cualquier momento va a aparecer a nuestras espaldas un guarda suizo reclamándonos el pago de la entrada, las finas gotas de agua que van depositándose sobre el rostro, una mezcla de la niebla y el agua pulverizada que el Rin arroja tras caer por esos enormes escalones, la soledad del lugar, la sensación de estar viendo algo único, una maravilla natural, la descomunal fuerza de los elementos, todo ello nos sobrecoge, y olvido por completo la cámara de fotos. Un poco más abajo se divisa un pequeño túnel excavado en la roca, me lanzo a él sin dudarlo, y al otro lado me encuentro de repente frente a un muro de aguas revueltas que cae frente a mi a no más de tres metros de distancia, con una caída de unos quince metros. Casi lo puedo tocar, noto el agua en el rostro, el ruido no sólo atruena mis oídos, sino que hace vibrar mi pecho, sigo sin ver el cielo sobre mi, pero el corazón late con fuerza y me quedo hipnotizado por esa cortina de agua que abarca todo mi campo de visión. Tras recobrar el aliento, y correr a buscar a mi mujer que no se había atrevido a penetrar en el túnel, acierto a disparar unas fotos, con la seguridad de que la niebla iba a arruinar la toma, y el riesgo de mojar la cámara. Seguimos bajando, y llegamos a un balcón que recibe a la cascada varios metros más abajo, unos cinco metros por encima del nivel del río una vez superado el salto. Seguimos solos, estamos empapados hasta los huesos, pero ha sido un momento realmente emocionante que recordaré siempre. Si hubiera tenido un cielo azul y una luz maravillosa, estoy seguro de que la experiencia no hubiera sido tan gratificante, hubiera perdido su magia. A pesar de no contar con unas buenas capturas, para un amante de las cascadas como yo creo que he disfrutado de una experiencia inmejorable en un fantástico lugar. En mi memoria quedan las "postales" que no hice, la adrenalina que liberé en aquellos miradores, el recuerdo del agua resbalando por mi frente, el estruendo, la soledad en compañía de mi mujer, y la niebla, la bendita y mágica niebla. Gracias por haberme proporcionado una visita diferente de un lugar tan turístico. Pero que no te vuelva a encontrar en mis vacaciones....... Si visitáis Roma y os apetece ver algo diferente a lo típico, sólo indicaros que la parada de metro es EUR Magliana. En la guía de viajes de El Pais Aguilar que llevaba me indicaba otras dos estaciones EUR, que están más al Sur, y fotográficamente no había nada interesante, además de ser una zona con un ambiente sospechoso, yo diría que incluso peligroso a ciertas horas, aunque esté lleno de edificios gubernamentales y oficinas. Mejor a plena luz del día y sin alejarse mucho de la boca del metro....
Aún así, me alegro de haber llegado hasta allí y haber visto este edificio. "Una nación de poetas, artistas, héroes, santos, pensadores, científicos, navegantes y emigrantes". Así reza en lo alto de cada una de las cuatro fachadas de este coliseo cuadrado construido como emblema de la zona EUR, un conjunto de edificios que el dictador Benito Mussolini mandó construir al sur de Roma con el objeto de celebrar una exposición universal mostrando al mundo los valores del entonces poderoso movimiento fascista en Europa. En el proyecto original se contemplaba la construcción de varios museos y palacios, empleando en todos ellos una arquitectura magnificente y con lineas simples. Tal exposición nunca se celebró, y hoy día los edificios circundantes están ocupados por la administración pública, y este icono se encuentra en rehabilitación y cerrado al público. Conocido como Palacio de la Civilización Romana, Palacio en honor al Trabajo, o Coliseo cuadrado, Mussolini encargó el diseño a los arquitectos Giovanni Guerrini, Ernesto Bruno La Padula y Mario Romano, y la costó 5 años completarlo, desde 1938 a 1943, aunque se inauguró en 1940 (supongo que "el duche" tendría prisa). Un prisma de 50 metros de altura situado sobre una base cuadrada de 18 metros de altura (podium) hasta completar los 68 metros del conjunto, con seis plantas y nueve arcos en cada fachada, revestido de mármol travertino, más 28 estatuas de 3,5 metros de altura alrededor del edificio, frente a los arcos, y cuatro esculturas aún más grandes, en mármol de Carrara, representando figuras ecuestres inspiradas en dioses griegos situados en las cuatro esquinas del podio. El edificio, según he leído, comenzó a ser rehabilitado en el año 2003, y se encontraba en obras, de modo que las fotografías tuve que tomarlas desde el exterior, una lástima. Os dejo con distintos encuadres. Fijaos en el tamaño del edificio, las estatuas que veis al pie miden casi cuatro metros de altura...
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Viajando sin guíasUn blog para viajeros alérgicos a las colas y los souvenirs. Si te gusta viajar barato y conocer a fondo las ciudades, este es tu blog. Pedro FerrerViajero, fotógrafo, senderista, buceador y aficionado a la cerveza. Categorías
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Marzo 2020
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