El lugar donde confluyen los tres glaciares que conforman el gran Aletsch recibe el nombre de Plaza de la Concordia. Dicen que la profundidad del hielo en este punto alcanza los 900 metros!!!!. Y eso que en los últimos 100 años parece que el glaciar ha sufrido un fuerte retroceso (si Juan, tenías razón). En la siguiente fotografía quiero que te fijes en dos detalles: el primero, las dos personas en primer plano, para que te hagas una idea del tamaño. En segundo lugar, en la cumbre del centro tal vez llegues a distinguir la Jungfrauhoch, la estación de ferrocarril más alta de Europa. Se trata de un refugio situado a 3454 metros al que se accede cómodamente en un tren cremallera impresionante..... para los ricos. Mi presupuesto no me permitía esos excesos. Creo que sólo suben japoneses, por el módico precio de 180 euros ida y vuelta por persona. Todo un lujo fuera de mi alcance. Con ese dinero pagamos el alojamiento de una semana.... eso sí, me quedé con las ganas. Esta es la distancia más próxima que vamos a estar del glaciar. Al acercarnos tanto se pierde la perspectiva, pero para que te hagas una idea, esa franja de piedras en el centro es una de las dos morrenas centrales, y su anchura es aproximadamente como una autopista de cuatro carriles. Ahora imagina que quieres darte un paseo sobre el hielo, entre esas enormes grietas..... Debemos continuar el camino y decir adiós a la cabecera del glaciar Aletsch. Por delante nos quedan unos siete kilómetros caminando junto a este maravilloso río helado, descendiendo por un valle en V camino del Ródano. Mañana acabaré la jornada de senderismo más fantástica que nunca tuve el placer de disfrutar junto a mi mujer. Inolvidable.
1 Comentario
Hoy quiero enseñaros otro rincón escondido de Roma que seguro que la mayoría de los turistas que acuden a la ciudad eterna no han tenido el placer de visitar, bien por falta de tiempo, o simplemente por desconocimiento.
El Quartiere Coppedè, alejado del ajetreo de la gran ciudad, totalmente ajeno a los miles de turistas, te transporta a un mundo de fantasía, como en los decorados de un parque de atracciones de la Disney, pero mucho más real. Al Norte de la ciudad, más arriba del parque de la Villa Borghese, se concentran alrededor de la pequeña plaza Mincio un total de 18 palacetes y 27 edificios residenciales formando un barrio con una identidad única, con estilos arquitectónicos muy dispares pero con un nexo común: su genial autor, el arquitecto y escultor Gino Coppedè. En el año 1915 una promotora encarga al arquitecto el diseño de este conjunto arquitectónico, y el artista proyecta un amalgama de estilos, principalmente art-decó, pero también inspirados en la Roma clásica, liberty, incluso barroco. En este complejo no hay dos edificios iguales, y pasear por sus calles es una experiencia que me alegro de haber podido disfrutar. Los elementos más sobresalientes son los tres edificios en torno a la plaza Mincio, destacando especialmente la preciosa Villa de las hadas (Villini delle Fate), construida en 1920. Gino Coppedé trabajó en este proyecto hasta su muerte en 1927, aún sin haber finalizado la construcción de todo el complejo. Paolo Emilio Andrè acabó las obras pendientes. En otras tomas de esta serie podeis ver la entrada principal al barrio, atravesando un arco que une dos edificios y nos invita a entrar en ese mundo imaginario, lleno de detalles. Al pasar bajo el arco encontramos una enorme lámpara de hierro forjado, y al final de la pequeña calle llegamos a la Piazza Mincio, y en su centro la Fuente de las ranas, de 1924. El resto del barrio no es tan llamativo como esta parte, pero sólo con estos 5 edificios merece la pena subir hasta allí. Espero que os haya gustado tanto como a mi, aunque las fotografías no tienen calidad porque la luz que tenía era muy mala y no he sabido resolverlo muy bien, pero como documento gráfico creo que es suficientemente descriptivo. Estos días veo el viaje americano de Rafa Irusta, y su comentario: "El atardecer en Delicate Arch es como el metro en hora punta. Y eso que el trail para subir se las trae que si no la concentración de gente sería aún mayor"
Dos grupos de fotógrafos amigos han visitado recientemente Islandia, y sus comentarios son parecidos: " en la cascada Svartifoss utilizamos las botas de agua para meternos en el fondo del rio y poder hacer tomas desde el agua (y de paso quitarnos a la mayoría de los turistas que estaban haciendo fotos en la orilla)" Pues bien, viajando fuera de temporada (mejor Octubre que Agosto) y madrugando, se puede disfrutar de otra manera, convirtiendo la experiencia en un recuerdo imborrable, en lugar de una pesadilla. Nuestra primera visión del icónico Eilean Donan castle ocurrió a las 5 de la tarde con una fina pero molesta lluvia y un aburrido cielo gris plomizo. En el parking, las "hordas" de japoneses y jubilados españoles inundaban la zona. Todos se abalanzaban en manada hacia el pequeño castillo, vociferando (los españoles) y estorbando cualquier intento de hacer una fotografía. Es uno de esos sitios que hay que visitar "obligatoriamente", pero la verdad es que estaba deseando salir huyendo de allí, y en cuanto mis compañeros de viaje me dieron permiso, salí zumbando. Algunos me diréis que nosotros, los fotógrafos, somos tan turistas como toda esa gente, y que lo mismo pensarán ellos de nosotros, con nuestras cámaras grandotas, trípodes y demás. Pero yo no me siento así. Creo que en mis viajes disfruto del paisaje, y me llevo las fotos de recuerdo igual que ellos, pero no como una especie de trofeo, dispara y corre al autobús a seguir viaje. Me gusta contemplar, respirar, escuchar en silencio la naturaleza, oir el agua, el viento, los pájaros. Observar con calma la escena mientras busco encuadres atractivos, estudiarla luz. Ese proceso te obliga a hacer las cosas despacio, y te permite vivir el momento con intensidad, fijando con fuerza el recuerdo en la memoria. Nada que ver con la foto a la carrera entre empujones y gritos de grupo organizado. Mi recompensa; al día siguiente, camino de Skye, pasamos de nuevo por el loch Duich a las siete de la mañana, con un amanecer precioso y marea alta, y pude hacer varias fotos a este "sight seeing point" con toda la calma, el parking completamente vacío, el castillo reflejándose en el agua calmada, los cambios de luz con el sol filtrándose entre las nubes, el sonido de las gaviotas, el olor a salitre y algas.... nada que ver. |
Viajando sin guíasUn blog para viajeros alérgicos a las colas y los souvenirs. Si te gusta viajar barato y conocer a fondo las ciudades, este es tu blog. Pedro FerrerViajero, fotógrafo, senderista, buceador y aficionado a la cerveza. Categorías
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